Los niños parecen tener mucha más energía que nosotros los adultos, mientras están despiertos, se encuentran en constante movimiento explorando su alrededor y podemos llegar a pensar que poseen una gran hiperactividad, pero antes de pensar en que tu hijo sufre de hiperactividad, ¿has llegado a pensar en que simplemente es un niño inquieto y explorador?
Es importante saber diferenciar a un niño inquieto de uno que sufre de hiperactividad y la energía que actualmente tienen los niños han hecho que se vuelvan cada vez más populares los estudios de especialistas para determinar este hecho.
En este sentido es importante tener presente que en la actualidad, la mayoría de los niños tratan de llamar la atención, generalmente son muy movidos, se desmotivan rápidamente, hacen verraqueras y gritan constantemente.
Ciertamente existe una gran confusión entre hiperactividad e inquietud, y en este punto es importante tener en cuenta que los niños están en un proceso de maduración y desarrollo, por lo que es imposible que se comporten igual que un adulto, esto es completamente normal. Aunque queramos que nuestros hijos sean sedentario, tranquilo, apático y obediente, esto no es normal.
Los niños normales, corren, juegan, tocan lo que les llama la atención y hacen ruido, aunque esto canse y agote a los padres, es una etapa de la vida que será superada, como lo superamos nosotros mismos cuando teníamos su edad. Otro aspecto que debemos tener en cuenta es que todos los niños son diferentes, así que no vale la pena comparar, algunos niños son más inquietos que otros, para los cuales es importante la estimulación, alimentar su necesidad de estar activos y aprender a manejarlos; estos tres aspectos son fundamental para desarrollar todo su potencial.
Hay otros niños en los que su inquietud es claramente perjudicial para ellos, en donde realizan una y otra cosa, que son completamente inútiles y que impiden su desarrollo intelectual, no respetan reglas y obviamente es una barrera para el aprendizaje, tanto en la escuela como en casa. Este tipo de niños por lo general se llevan las cosas por delante, tropiezan sin prestar atención al peligro y no logran focalizarse. Estos son lo que se podrían llamar “niños hiperactivos”.
La confusión entre hiperactividad e inquietud es muy común y se debe a que ciertamente tienen algunas características en común, sin embargo, tienen una diferencia principal que debes notar en tu hijo y es el déficit de atención, de hecho la hiperactividad es denominada como TDAH “Trastorno de Atención por Hiperactividad”. Si tu hijo logra concentrarse en tareas, actividades creativas y que alimenten su necesidad de mantenerse en actividad, entonces simplemente tu niño es un poco inquieto.
Por otro lado 5 de cada 100 niños sufre de hiperactividad, esto es una realidad y aunque queremos creer que nuestros hijos son perfectos, es importante determinar las limitantes que poseen para poderlos ayudar y que mantengan un desarrollo normal.
Este tipo de niños necesita un trato especial y ayuda, tanto de padres como docentes en la escuela, sin embargo todos los niños, sean inquietos o hiperactivos necesitan que los padres planifiquen rutinas, establezcan horarios y marquen reglas. Además de esto es importante que los padres estén conscientes de que los niños necesitan de su atención.
Este es el principal problema, los niños tienden a reclamar la atención que necesitan de sus padres con berrinches y otros comportamientos que llegamos a catalogar como hiperactividad y por otra parte, los padres de hoy en día no estamos preparados para contener a un niño con estas características, pues el horario laboral, la escasa tolerancia, poca paciencia y las prisas, sin embargo, debemos prestar especial atención a esto, pues este es un círculo vicioso que puede crear una ruptura emocional en las relaciones entre padres e hijos, afectado notoriamente a los niños y volviéndolos nerviosos e irritables.